Ayer día 10 de mayo, nuestra Cándida Marcos no despertó por la mañana. Se nos fue sin esperarlo.
Ya no volveremos a llamar a su hijo Ángel, como le decíamos que hacíamos cada día, para decirle que luego vendría, que estaba trabajando, que a las ocho…y Cándida siempre, siempre, siempre, te daba las gracias por haber llamado a su hijo que la llevaría a Vilviestre del Pinar, su pueblo, en Burgos, y te daba un beso.
Ya no la visitará su hija Mari Cruz como hacía cada día. Estas visitas diarias le transmitían la tranquilidad que necesitaba. La mantenían anclada a tierra.
Ya no participará en todas las actividades como hacía habitualmente, siempre que se le pedía.
Hemos recuperado, como recuerdo, esta foto suya colaborando en la elaboración de una tarta el pasado 1 de mayo.
Cándida, allí donde estés, decirte que ha sido un placer haberte conocido.
Un beso