Durante la actuación de Sangre Andaluza, muchos asistentes lo pasaron bien, lo disfrutaron; pero, sin duda, Antonio Montoro fue la expresión viviente de que la música desata nuestras emociones y, durante unos segundos, nos hace olvidar la silla de ruedas, el maldito Parkinson y todas las penas.
Muchas gracias Antonio por el ejemplo dado durante estos momentos.