Esta mañana, del 21 de diciembre, Paquita Barrilao se nos ha ido. O mejor dicho, se nos la han llevado, porque ella estaba unida a la vida. Ella no se quería ir todavía. Vivía y quería vivir.
Tanto amaba la vida que, a pesar de aquel fatídico accidente que la dejó atada a una silla de ruedas durante 17 largos años, Paquita sabía disfrutar de pequeñas cosas: de la cerveza sin alcohol que su hijo Miguel le traía de vez en cuando, de los boquerones en vinagre, de las paellas que de tanto en tanto le preparaba su hijo…
Paquita nos ha acompañado, en Tres Magnolias, durante más de 5 años. Durante este tiempo se ha ganado el cariño y respeto de todos. Nos habíamos encariñado con ella.
Paquita jugó ayer su última partida de dominó. Y ganó, como siempre. No sabíamos que era la última.
Hoy domingo, no hemos vuelto a jugar al dominó. Sin ella no es lo mismo.
No olvidaremos su risa cuando le decíamos que ganaba al dominó porque hacía trampa (sabía que se le decía de broma), su enfado cuando le tocabas la oreja (no le gustaba, por eso se lo hacíamos), sus «Me duele el lado derecho», siempre el lado derecho, sus «Quién me va a acostar esta noche», sus «Ponme la banqueta»…»y un cojín», y tantas otras pequeñas cosas que recordaremos siempre.
Hoy ha sido un día muy triste. Muchas personas preguntaban por tí Paquita. Que dónde estabas, preguntaban. No sabíamos qué decir. Solo que ya no estabas.
Un beso muy fuerte para ti, estés donde estés.